La certeza

No volvería a enamorarme igual, era un hecho, por eso lo tomé como venía y tal cual era; no es que predijera el futuro, es que tenía la certeza.

Antes no me había enamorado así, y  no habría de enamorarme así después, nunca más así, eso es un "definitivo". Es ahora, en este momento, sucede sin chance de repetirse, pero tampoco a irse sin mi, no lo permitiría, no me perdería la locura más increíble de mi vida.

Si estaríamos juntos mucho tiempo, eso no podría saberlo, y tampoco era que importara tanto. Si iba a doler cuando terminara, bueno eso sí era seguro, pero ya me sobaría el madrazo cuando eso sucediera. Ahora no había tiempo para temer, tampoco para dormir, y mucho menos para vivir los días de la misma forma.

Este era el justo instante para reírme de sus chistes, contarle los interminables lunares y oler su cuello; de escuchar sus historias, compartir paisajes abundantes y llenarlo de amor sin temor.

Una única cosa era incuestionable: estaba en sus manos, y ese era mi sitio.


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